Información aclaratoria al comunicado del “Proyecto Arqueológico Norte Chico” (link)
- Dicen Jonathan Haas y Winifred Creamer:
“Escribimos esta nota a nuestros colegas con cierta tristeza. No tenemos ningún deseo de entablar un debate público con la Dra. Ruth Shady Solís sobre los reconocidos descubrimientos en la región del Norte Chico de la costa peruana”
Haas y Creamer pretenden llevar al terreno de la emotividad la justificación a su criticable actitud, pero esta evaluación debe hacerse en términos estrictamente objetivos.
Como Haas y Creamer han asumido por completo los resultados de nuestra investigación, mal podrían entablar un debate público, más aún cuando no reconocen nuestra autoría sobre ellos.
Ellos no sólo han pretendido aprovechar la imagen o prestigio de Caral sino las interpretaciones que hemos hecho sobre la teoría del desarrollo de las sociedades complejas, a partir de diez años de extensivas excavaciones en los sitios mencionados y su comparación con otros del área norcentral, de América y del mundo.
- Dicen Haas y Creamer:
“Comenzamos declarando explícitamente que la Dra. Shady tiene la completa responsabilidad por todas las excavaciones conducidas en el sitio de Caral. Casi la totalidad de su trabajo en el sitio fue publicado en un compendio que salió en el 2003, titulado “La Ciudad Sagrada de Caral-Supe: Los Orígenes de la civilización andina y la formación del Estado Prístino en el Antiguo Perú”. La Dra. Shady merece todo el crédito por la totalidad del trabajo realizado en Caral. Nosotros no hemos pedido ni merecemos ninguna responsabilidad por el trabajo hecho en Caral”
Los resultados obtenidos de nuestras investigaciones en Caral y otros tres asentamientos coetáneos, como Chupacigarro, Miraya y Lurihuasi, en el valle de Supe, en los aspectos económicos, sociales, políticos e ideológicos no derivan exclusivamente de – ni pueden ser reducidos sólo a – la Ciudad Sagrada de Caral.
En los 32 artículos publicados a partir de 1997 en libros, revistas y boletines de amplia difusión, algunos de los cuales fueron reunidos y ampliados en un libro en el año 2003, pueden apreciarse los diversos aportes de nuestra investigación.
- Dicen Haas y Creamer:
“Nuestro primer encuentro con la Dra. Shady se dio en el mes de abril de 1999, cuando Haas la invitó a asistir para presentar un trabajo en una conferencia sobre los aspectos biológicos y culturales del Fenómeno El Niño llevada a cabo en el Museo Field. Nosotros habíamos escuchado del trabajo de la Dra. Shady por colegas en los Estados Unidos y estábamos muy emocionados acerca de la investigación (...) Fuimos al Perú por dos semanas y permanecimos con la Dra. Shady en su casa. Visitamos Caral brevemente por dos días y conocimos otros sitios tempranos a lo largo de la costa con ella y sus estudiantes”
Efectivamente, desde que Haas y Creamer tuvieron conocimiento de nuestras investigaciones en Caral, ellos planearon atribuirse los resultados. Un ejemplo es la noticia incluida en una nota de prensa de la Northern Illinois University, fechada 10 de abril de 2000 (link), donde se anuncia que Creamer “will begin a project this summer in Peru [julio de 2000], investigating the historical relationship between the El Niño phenomenon and the growth of complex society in Caral, a village about 100 miles north of Lima where pyramids were built 4,000 years ago”. Una vez en Lima, ofrecieron pequeñas ayudas para fechados radiocarbónicos, que les permitieran proponerse luego como coautores del artículo en Science, hecho con los resultados de siete años de investigaciones nuestras, y con la promesa que de ese modo se podría obtener fondos para el Proyecto Arqueológico Caral en su país. A partir de la publicación del artículo en Science, Haas y Creamer iniciaron la apropiación ilícita que todos conocen.
- Dicen Haas y Creamer:
“En el 2000, Haas vino al Perú en Mayo y fue invitado por la Dra. Shady a pasar la temporada, en la casa que había construido en Caral, con sus estudiantes y equipo. Él también quería visitar otros sitios en el Valle de Supe y ver si habían [sic] más sitios tempranos en los valles vecinos de Huaura, Pativilca y Fortaleza. Para acompañarlo en sus viajes de campo, la Dra. Shady le presentó al arqueólogo Álvaro Ruiz (...) A fines de Julio del 2000, Haas y Creamer fueron al campo con la Dra. Shady y su asistente, Marco Machacuay, a tomar una serie de nuevas muestras (...) Tenemos abundantes fotografías que muestran a Haas y Creamer trabajando con Shady durante los dos días de la toma de muestras radiocarbónicas”
Efectivamente, encargué a Álvaro Ruiz – quien en 1999, como mi alumno en el taller de investigación del pregrado de arqueología, se había vinculado al Proyecto Arqueológico Caral – que acompañara a Haas, advirtiéndole que fuera discreto en cuanto a sus comentarios sobre nuestras investigaciones, ya que aún estaba evaluando su propuesta de colaboración. Poco tiempo después, me enteré por un periodista de la provincia de Barranca que Ruiz era el nuevo asistente de Haas. Ellos no tuvieron la actitud ética de comunicármelo.
En julio de 2000 Haas permaneció una semana, no una temporada, en la casa de los arqueólogos de Caral. Al término de la misma procedimos a recoger las muestras de los lugares ya excavados y seleccionados por nosotros, para que él y su esposa las llevaran a los Estados Unidos para el análisis radiocarbónico. La afirmación que hacen Haas y Creamer ahora nos hace pensar que su ayuda en ese instante y el registro fotográfico que hicieron fueron premeditados.
- Dicen Haas y Creamer:
“Los resultados de las pruebas se conocieron en Diciembre del 2000 y arrojaron fechados que confirmaban que Caral fue ocupado en el 3er milenio a. C. Fue durante este tiempo que Haas y Creamer fueron informados de la existencia de fechados de anteriores muestras. Todos los datos fueron consistentes y confirmaron una ocupación continua desde los años 2600 a 2000 a. C.”
En 1997 solicitamos la colaboración del colega Henning Bischof para efectuar 11 fechados. Poco después hicimos lo mismo con Betty Meggers, a quien entregamos 6 muestras. Cuando Haas y Creamer llegaron como turistas a Caral todavía no teníamos los resultados de dichas pruebas, ni teníamos por qué informarles que estaban en proceso. Sólo cuando se elaboró el artículo para Science incluimos los fechados que para entonces ya habíamos recibido. Cabe contrastar la intervención, desinteresada y casi anónima, de Bischof y Meggers frente a las pretensiones de Haas y Creamer, que por colaborar con doce fechados quisieron arrogarse los resultados de nuestra investigación.
- Dicen Haas y Creamer:
“Con la total cooperación de la Dra. Shady, Haas elaboró el borrador de un artículo para mandarlo a la revista científica Science (...) Fue en este tiempo que se originó la fuente de los problemas actuales. Mucha de la publicidad de los Estados Unidos (aunque no toda, ver Newsweek, Abril 2001) citaron a Haas y/o Creamer como los investigadores principales. Por sus propias razones, la Dra. Shady declinó realizar entrevistas a diversos reporteros. Estuvimos consternados y disgustados con la publicidad y en ese momento enviamos una disculpa pública y un esclarecimiento ampliamente distribuido, explicando nuestro rol muy menor en cualquier trabajo hecho en Caral. La nota de prensa citada por la Dra. Shady fue el lanzamiento inicial sobre el artículo en Science hecho por el Museo Field. Éste fue formalmente corregido a la brevedad posible. En ese momento nosotros esperamos que la Dra. Shady enviara su nota de prensa a través de su oficina, pero esto no ocurrió”
Haas preparó un borrador, como yo otro. Mi versión final del artículo fue traducida por él y se publicó bajo mi autoría y la de ellos, bajo el argumento expuesto por Haas que así, como trabajo binacional, se facilitaría el acceso a los fondos de la National Science Foundation. Dejo constancia, en honor a la verdad, que ni Haas ni Creamer habían trabajado en Caral ni en ningún otro sitio del valle de Supe ni del área norcentral. Reconozco que fui sorprendida por ellos. Ésta es mi responsabilidad por ser incauta.
Conocí la versión final impresa del artículo a través de un fax que me remitió la AAAS, editora de la revista Science, el 24 de abril, tres días antes de la publicación. Al verificar la filiación institucional de los autores, notamos que sólo el nombre de Haas tenía una llamada hacia su correo electrónico. Nos pareció extraño, pero no le dimos mayor importancia. Ya que el fax tenía un sello que decía “Embargoed. Hold for release: 27 de abril de 2001”, decidimos esperar a esa fecha para dar a conocer la publicación a la prensa local.
Haas y Creamer, sin embargo, sí se habían preparado con antelación para la noticia. Ahora es evidente que la mención del correo electrónico de Haas en el artículo lo hizo accesible en tiempo real a los reporteros e investigadores interesados en el asunto, y que la ausencia de nuestra dirección electrónica nos relegó a un segundo plano. El Field Museum de Haas lanzó un día antes una página web con una nota de prensa; también la Northern Illinois University de Creamer dedicó un sitio web completo al tema.
Aunque Haas y Creamer se empeñen en hacer creer que el tema de la autoría de las investigaciones fue un malentendido de los reporteros, las pruebas los contradicen. Los recursos web del Field Museum y de la Northern Illinois University levantaron a Haas y Creamer como los investigadores principales y no mencionaron la existencia del Proyecto Arqueológico Caral. Ellos tienen responsabilidad en este error, ya que ellos fueron los principales informantes de sus instituciones.
La página del Field Museum publicó una nota de prensa titulada “Field Museum anthropologists establish date and importance of the Americas' oldest city” (link, véase la fuente). En ella se menciona a Caral, su ubicación y su antiguo fechado, e inmediatamente se cita a Haas. Ante esto, cualquier lector o periodista pensaría que él es el investigador del lugar. Máxime si a lo largo de la nota su nombre aparece varias veces junto a sus comentarios – y los de Creamer – y por ningún lado se menciona al proyecto arqueológico peruano. Para finalizar, la nota ofrece dos fotografías, una de la Ciudad Sagrada de Caral y otra de los canales de irrigación del valle de Supe, con el crédito de Haas. Ante nuestro reclamo a Haas, la nota de prensa fue modificada (link), pero no lo suficiente como para reparar la distorsión causada.
Otro tanto ocurrió con el sitio web de la Northern Illinois University, donde trabaja Creamer, que levanta en todo momento la imagen de Creamer – y la de Haas – mientras me relega y no menciona al Proyecto Arqueológico Caral. La página de inicio, bajo el título de “Archaeologists say Peru was home to the Americas' earliest known urban settlements and pyramids, dating as far back as 2627 B.C.” (link) presenta solamente la imagen de Creamer. Asimismo, en la siguiente página (link) aparece una nota de prensa titulada “Archaeologists say Peru was home to the Americas' oldest pyramids, cities”, donde en el segundo párrafo se menciona al equipo de arqueólogos esposo-y-esposa (Haas y Creamer) que han determinado la antigüedad de las pirámides de la Ciudad Sagrada de Caral. Al igual que en el caso anterior, aparecen abundantes citas de Creamer y algunas de Haas, y no se hace ninguna referencia al Proyecto Arqueológico Caral.
En la tercera página del sitio web de la Northern Illinois University de Creamer, bajo el enlace “fotos de los investigadores” (link) se ofrecen cuatro fotografías para descargar: en la primera se ve a Creamer posando detrás de fragmentos de cerámica y libros sobre temas peruanos, y adelante de un mapa del Perú. La segunda es un acercamiento de la anterior. La tercera muestra a Creamer en un gabinete arqueológico. La cuarta fotografía es de Haas, donde se le ve posando con unos ceramios de la costa norte. Toda una escenografía montada para mostrarse trabajando sobre el Perú cuando todavía no habían iniciado trabajos en el “Norte Chico”.
En la cuarta página del sitio web de la Northern Illinois University de Creamer (link) se ofrecen fotos de la Ciudad Sagrada de Caral y del valle de Supe, señalando que los créditos del fotógrafo, Haas, deben ser respetados. En estas seis fotos se presentan: tres panorámicas de la Ciudad Sagrada de Caral, un sector excavado en Caral, una casa de quincha moderna y los canales de riego actuales del valle. Estas dos últimas fotos tienen las siguientes leyendas: “According to NIU archaeologist Winifred Creamer, this contemporary example of a cane-and-mud structure is similar to the lower-class dwellings used by ancient Peruvians at Caral” y “According to NIU archaeologist Winifred Creamer, this contemporary example of a simple irrigation system in the Supe Valley near Caral is probably very similar to the system used by ancient Peruvians”. Todas estas citas, sin duda, pretendían reforzar la imagen de Creamer como investigadora de la Ciudad Sagrada de Caral. Reitero que ni ella ni su esposo excavaron alguna vez en la Ciudad Sagrada de Caral.
A continuación, en la quinta y sexta páginas del sitio web de la Northern Illinois University de Creamer (link y link) se muestran dibujos de la Ciudad Sagrada de Caral y su ubicación. Los créditos de dichos gráficos son de Mariano Spizzirri, NIU Media Production – Imaging y de Jennifer Ringberg, Field Museum. Ni Spizzirri ni Ringberg trabajaban con nosotros, pero los gráficos originales que ellos utilizaron para las ilustraciones debieron proceder del Proyecto Arqueológico Caral. Es evidente que Haas y Creamer les entregaron esa información para los dibujos sin preocuparse de citar la fuente de sus datos.
En la séptima página del sitio web de la Northern Illinois University de Creamer (link) puede verse un video de Creamer en el cual habla sobre la Ciudad Sagrada de Caral. Detrás de ella destacan el mismo mapa del Perú que se ve en una de las fotografías, y un afiche publicitario de la Ciudad Sagrada de Caral impreso por el Proyecto Arqueológico Caral para una de sus exposiciones museográficas, y que Haas y Creamer recibieron cuando estuvieron de visita en Lima. En el video Creamer no menciona al Proyecto Arqueológico Caral.
Todo este despliegue magnificador, que omite nuestras referencias, no puede dejar dudas sobre la intención de Haas y Creamer, aunque ellos digan lo contrario y le atribuyan toda la responsabilidad a los periodistas. Sólo Newsweek publicó un artículo veraz debido a que uno de sus corresponsales se encontraba incidentalmente en Lima al momento de la noticia, y se entrevistó con nosotros. Todos los medios que sólo se informaron a partir de Haas y Creamer erraron en atribuir los créditos de la investigación. La campaña de rectificación, por lo tanto, no nos correspondía a nosotros sino a Haas y Creamer.
Cualquier lector o periodista que se hubiera encontrado con los recursos web montados por las instituciones de Haas y Creamer hubiera creído que ellos eran los investigadores del tema que nos ocupa. Incluso, si el día de hoy algún interesado utiliza los buscadores del Internet para informarse sobre Caral, se encontrará con estos sitios, los cuales continúan posicionando a Haas y Creamer como investigadores de Caral. La acusación que hacen Haas y Creamer a los medios de prensa es una forma fácil de evadir su responsabilidad. Tantas noticias erradas sobre Haas y Creamer no pueden ser casualidad. Por ejemplo, una institución de la propia comunidad de Haas y Creamer, la Illinois Mathematics and Science Academy, presenta en la tapa de su folleto titulado “IMSA Presentation day – April 28, 2004” (link) una fotografía que Haas debe haber tomado en los valles de Huaura, Pativilca o Fortaleza, con la siguiente leyenda en la página siguiente: “Front Cover: - Photograph by Dr. Jonathan Haas. Kasia Szremski (IMSA '01) and Lyra Haas (IMSA '05) at archaeological site in Caral, Peru. Caral, the oldest known urban center in the Americas, was discovered by IMSA mentors Dr. Winifred Creamer and Dr. Jonathan Haas”.
- Dicen Haas y Creamer:
“¿Hemos difundido nuestro último artículo publicado en Nature? Si, nosotros creemos que 95 nuevos fechados radiocarbónicos de 13 sitios que no habían sido examinados previamente y que demuestran un sólido rango de fechados desde el 3000 al 1800 a.C. merecen atención”
Haas y Creamer debieron señalar en su última presentación en Nature que sus fechados ratificaban los nuestros – que ahora son 42 – porque somos un proyecto que continúa investigando y publicando. Debemos insistir, sin embargo, en que el asunto de los créditos no se reduce solamente a la Ciudad Sagrada de Caral y al valle de Supe, sino a nuestras determinaciones sobre el desarrollo de la sociedad compleja en los Andes, su caracterización, y lo que este conocimiento aporta a la teoría general sobre la formación de la civilización. Haas y Creamer se apropian de nuestros planteamientos, que presentan como suyos, sin mencionar nuestras publicaciones.
- Dicen Haas y Creamer:
“El último artículo en Nature describe el trabajo de nuestro proyecto en los valles de Pativilca y Fortaleza. La Dra. Shady no tuvo participación alguna en este trabajo. En términos de la asignación de créditos por investigaciones previas realizadas en la región del Norte Chico, nosotros reconocemos que los primeros fechados radiocarbónicos en sitios del Arcaico Tardío fueron publicados por Elzbieta Zechenter, una arqueóloga polaca, quien escribió su tesis sobre el Valle de Supe en 1988. Las exploraciones del valle de Supe fueron realizadas por dos peruanos, Carlos Williams y Manuel Merino y publicados en un manuscrito en 1979 (...) Michael Moseley escribió acerca de Áspero en los 70’s, y su estudiante graduado Robert Feldman publicó artículos basados en su tesis sobre la investigación en Áspero a inicios de los 80’s. Todas estas investigaciones están citadas en nuestro artículo en Nature. La investigación de Shady en Caral está explícitamente citada en el primer párrafo del artículo y aparece referenciada cinco veces a lo largo del mismo”
Es cierto que hubo otros investigadores en la costa norcentral antes que nosotros, y así lo hemos reconocido, el mérito nuestro, sin embargo, fue demostrar con nuestros resultados la ubicación temporal del desarrollo civilizatorio en el periodo Arcaico Tardío o Precerámico. Como bien reconoce con ética profesional Michael Moseley, él “lo había intuido también, pero no se atrevió a plantearlo”.
Además, se hace evidente para quienes han leído nuestras publicaciones que con el fin de levantar la noticia en base a la prospección realizada en los valles de Pativilca y Fortaleza, vecinos a Supe, Haas y Creamer han recurrido, sin citar la fuente, a nuestros resultados, datos e interpretaciones teóricas respecto a la formación de la civilización en el Perú y su comparación con otras de América y del mundo. Reiteramos que Haas y Creamer no tratan solamente de manejar los resultados de las investigaciones aplicadas a la Ciudad Sagrada de Caral y el valle de Supe, sino a la misma teoría social.
- Dicen Haas y Creamer:
“Usamos el término ‘Norte Chico’ para describir el área que incluye los valles de Huaura, Supe, Pativilca y Fortaleza porque éste es el término que es usado localmente. También pensamos que es una representación que se extiende más allá de un solo valle y sitio”
Ya que Haas y Creamer traen a colación el término “Norte Chico”, debemos dejar en claro que, en el contexto que nos ocupa, su uso no es adecuado. Arqueológicamente, para la costa de esa zona del área Andina se utiliza el término costa norcentral. Nosotros siempre hemos utilizado el término área norcentral como el ámbito del surgimiento de la civilización en los Andes para incluir no sólo los valles de la costa de Chancay al Santa, sino también la sierra y las vertientes orientales, con las cuencas del Marañón y el Huallaga. Usar el término “Norte Chico”, una convención actual para los valles ubicados al norte – y bajo la influencia – de la moderna ciudad de Lima, para el área del surgimiento de la civilización en los Andes, es reductor y no tiene sustento científico.
Por otro lado, con el término Norte Chico, aplicado como una envoltura sobre el ámbito geográfico de nuestro trabajo – el valle de Supe – Haas y Creamer pueden hacer uso de los avances de nuestras investigaciones en esa área mencionándolas como si fueran de conocimiento general, sin necesidad de mencionarnos.
- Dicen Haas y Creamer:
“En el curso de nuestro proyecto, hemos tratado fuertemente de desarrollar una amplia colaboración con múltiples instituciones peruanas y arqueólogos nacionales. Nosotros comprendemos que somos extranjeros trabajando en el Perú y sentimos una fuerte obligación para hacer positivas contribuciones a la comunidad arqueológica en el Perú y a los pueblos del Norte Chico. Creamer pasó 5 meses en Perú enseñando en la Universidad Peruana Cayetano Heredia y dando una serie de conferencias publicas, con otros miembros del proyecto, en universidades de Lima y en el Norte Chico, además del Colegio de Arqueólogos del Perú”
El proyecto de Haas y Creamer se inició formalmente en el año 2002 en el contexto de apropiación que hemos descrito. Esta situación los llevó a buscar lazos con la comunidad e instituciones ajenas a su problemática y, aprovechando la competencia existente surgida entre los valles vecinos al de Supe, han ofrecido a las autoridades resultados equiparables a los de la Ciudad Sagrada de Caral. Sin embargo, estas vinculaciones no les quitan responsabilidad por sus actuaciones en el ámbito científico.
- Dicen Haas y Creamer:
“Para apoyar a la amplia comunidad arqueológica, iniciamos un programa de becas que permite a estudiantes peruanos viajar para realizar sus estudios de postgrado en arqueología. Hay actualmente cuatro estudiantes peruanos con estas becas. Es verdad que una de estas becas fue obtenida recientemente por el co-director del Proyecto, Álvaro Ruiz, pero los fondos de las becas también han sido otorgados a otros tres estudiantes peruanos quienes no están directamente vinculados con nuestro proyecto”
Varios de los estudiantes de arqueología que han colaborado con Haas y Creamer lo han hecho por necesidad económica. Algunos de ellos también han estado desinformados acerca de la conducta anti-ética de Haas y Creamer. En un país con serios problemas económicos como el Perú, los ofrecimientos de empleo y becas son atractivos para quienes desean labrarse una carrera profesional.
- Dicen Haas y Creamer:
“Nosotros estamos desilusionados con las últimas afirmaciones de la Dra. Shady acerca de nuestro proyecto. Respetamos a la Dra. Shady y lo que ha realizado en Caral. Al mismo tiempo, creemos que es importante reconocer que hay una gran cantidad de sitios con arquitectura monumental en la región del Norte Chico y recién estamos empezando a comprender el completo significado de este único sistema cultural que se origina hace más de 5000 años en la costa peruana. Nosotros siempre hemos reconocido abiertamente que otros investigadores Uhle, Kosok, Engel, Williams y Merino, Zechenter, Moseley, Feldman, Fung, Silva, Vega-Centeno y Shady han hecho, todos, largas contribuciones a nuestro entendimiento de las ocupaciones tempranas en la región del Norte Chico. Estos estudiosos proveen la base sobre la cual estamos construyendo nuestro presente proyecto. Nosotros no podríamos hacer lo que venimos haciendo sin los trabajos de nuestros predecesores. Nuestra inmediata contribución a la arqueología del Norte Chico es dar una sólida cronología para la ocupación del Arcaico Tardío de la región, y colocar esta ocupación en un amplio contexto cronológico, regional y global”
Compartimos la emotividad que expresan Haas y Creamer en su escrito, pero para decir que estamos desilusionados con ellos desde abril de 2001. Desde entonces, sin embargo, a pesar de lo actuado por ellos, no los hemos denunciado, como en esta oportunidad. Esta vez lo hemos hecho porque nos ha parecido inaceptable la manera cómo se han apropiado de los resultados de nuestras investigaciones sobre los orígenes de la civilización y su caracterización en el área norcentral peruana.
Haas y Creamer deberían reconocer que si no hubiera existido nuestra investigación, en estos momentos estarían batallando para demostrar a la comunidad científica sus planteamientos a base de prospecciones arqueológicas. Con la metodología que utilizan les sería muy difícil hacerlo. Tampoco podrían hacer afirmaciones tan detalladas sobre la economía y organización social. Haas y Creamer deberían reconocer explícitamente que efectúan sus trabajos en el marco de una teoría ya establecida por nosotros, que aún nos encontramos investigando en el área norcentral.
Dicen Haas y Creamer:
“Para los interesados en nuestro trabajo sobre el Proyecto Arqueológico Norte Chico, por favor visiten el sitio web del proyecto en www.fieldmuseum.org/panc. Nuestros reportes al Instituto Nacional de Cultura están en este sitio web, así como nuestras solicitudes de financiamiento y fotos de los sitios que hemos investigado. Nosotros alentamos a los interesados a revisar nuestra ultima propuesta presentada a la National Science Foundation donde el trabajo de la Dra. Shady es ampliamente discutido”
Igualmente, invitamos a los interesados a apreciar, por sí mismos, en la página web que ellos citan, cómo el proyecto de Haas y Creamer se apropia, sin citar, de los planteamientos que hemos generado en 10 años de investigación sobre la formación de la civilización en el Perú.
Ya que mencionan a una de las instituciones que los financia, debemos agregar que en abril de 2003, la doctora Mary Overbey de la American Anthropological Association, declaró a favor de la asignación de presupuesto para la National Science Foundation, frente a la Cámara de Diputados de los Estados Unidos (link). Ella dijo explícitamente: “In the search for the origins of human civilization, Winifred Creamer and Jonathan Haas at Northern Illinois University and the Field Museum, respectively, have discovered a complex society on the coast of Peru that predates the Inca and other forms of civilization in the Western Hemisphere. Working in the north-central coast of Peru, Creamer and Haas have identified 25 major yet previously undocumented archaeological sites in three adjoining valleys all dating to 3000 and 1800 BC – the same time the pyramids of Egypt were being constructed. The related sites, referred to as the Norte Chico complex, appears to be the earliest centralized, hierarchical complex (civilization) in the Americas. Among these is the site of Caral, dated to 2627 BC, that appears to be the oldest city in the New World. The sites all share enormous platform mounds, round ceremonial plazas, and extensive areas of socially stratified residences”. Una declaración oficial de este tipo, ante un organismo gubernamental, no pudo provenir de una mala información periodística.
Es cuanto tengo que decir, en honor a la verdad.
Ruth Shady Solís
Jefa del Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe
Lima, 14 de enero de 2005
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