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June 29, 2005

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Manuel Perales, Mario Advíncula, Miguel Aguilar y Carmela Alarcón. Respuesta a Archaeology Magazin

Estimados Señores Revista Archaeology:


A través de la presente deseamos hacer algunas aclaraciones en
relación al reciente artículo “A Monumental Feud”, publicado en el Volumen 58, Número 4, de la revista Archaeology correspondiente a los meses de
julio/agosto del 2005, en torno a las investigaciones que se vienen desarrollando en la región del Norte Chico en la costa peruana y que fue redactado por el Sr. Roger Atwood. En nuestra calidad de arqueólogos peruanos y miembros del equipo de investigación del Proyecto Arqueológico Norte Chico (PANC)
nos sentimos afectados y acongojados por algunas afirmaciones falsas y erradas que ha realizado el periodista, sin considerar una consulta veraz y
objetiva a nuestra parte. Creemos que tenemos el derecho de aclarar
estos hechos falsos, puesto que éstos afectan nuestro desenvolvimiento profesional y personal.

1. Nunca intentamos ni estuvimos dispuestos a desprestigiar el nombre de Caral, ni nos sentimos en medio de “…a nasty dispute between scholars that threatens to overshadow Caral’s significance” (page 18). Como
científicos respetamos y reconocemos todas las labores de investigación en la región y en el país, así como esperamos que se respete y considere nuestra
> investigación de forma seria. Los “public insults, a charge of
plagiarism, ethics inquiries in both countries, and complaints by Peruvian officials to the U.S. government” (page 19) a los que se refiere el Sr. Atwood
nunca han sido propiciados ni respondidos por nosotros, puesto que éstos van más allá de nuestra posición de investigadores.

2. Aclaramos enfáticamente que en ninguna ocasión los miembros del PANC hemos expresado intención alguna de no compartir información con colegas interesados en los temas o en la región que venimos investigando. Por el contrario, el PANC siempre ha tenido una actitud de total
colaboración y apertura. Como una muestra de ello cualquier persona puede inclusive obtener nuestros informes y reportes presentados al INC a través de la página web del proyecto: www.fieldmuseum.org/panc/

3. En relación a los supuestos vínculos que algunos de los miembros del Proyecto Arqueológico Norte Chico tendrían con la Dra. Ruth Shady que
han sido señalados por el Sr. Atwood, queremos señalar categóricamente que, aunque casi todos los miembros del PANC han egresado de la Universidad de San Marcos, cuando mucho algunos de nosotros hemos llevado solamente
dos cursos a lo largo de los cinco años de estudios que se requieren para obtener el grado de Bachiller en Arqueología. Ninguno de los miembros
del PANC ha formado parte del círculo de estudiantes que Ruth Shady constituyó y con los cuales trabajó de manera permanente y asalariada en el proyecto que ella conduce en Caral, por lo tanto ningún arqueólogo peruano del PANC se pasó al bando de Haas – Creamer, como afirma Atwood. Por demás está decir que en ninguna ocasión hemos atacado a la Dra. Shady ni a su equipo tal como se entiende a partir del artículo escrito por el Sr. Atwood.

4. El PANC está conformado principalmente por arqueólogos peruanos licenciados e inscritos en el Colegio de Arqueólogos del Perú y en los registros del Instituto Nacional de Cultura, quienes además desarrollan investigaciones propias en torno a diferentes temas y problemas de la arqueología de la región en general. Es cierto que el proyecto cuenta con alta tecnología, lo que posibilita un registro arqueológico adecuado
y preciso, por lo que se le caracteriza en el ámbito arqueológico; sin embargo todos los miembros peruanos del PANC han trabajado en numerosos proyectos peruanos y extranjeros, y se encuentran familiarizados con el uso de la tecnología y nuevos métodos arqueológicos. Sin embargo el Sr. Atwood pone en tela de juicio la capacidad de los propios arqueólogos peruanos al señalar que Haas implementó al equipo del PANC con “…global
> positioning devices, and hand-held computers the likes of which they had never seen” (page 21), como afirma prejuiciosamente Atwood.

5. Las afirmaciones del Sr. Atwood acerca de nuestra actitud de temor en relación a las denuncias de Shady contra el PANC son totalmente infundadas. Debemos indicar que aunque debido a estas denuncias y calumnias que dañan gravemente nuestra imagen como científicos en el Perú, mantenemos absoluta serenidad y confianza en el desarrollo de
nuestras carreras científicas y profesionales, las mismas que además ya empezaron hace buen tiempo tal como se demuestra con los diferentes proyectos
que cada uno de nosotros ha dirigido e integrado y en los artículos que hemos publicado en volúmenes y revistas peruanas y extranjeras. Al respecto invitamos a todas las personas interesadas a revisar nuestros CV’s que se encuentran en la página web del PANC ya referida.

6. Nosotros no integramos ningún proyecto paralelo, como da a
entender el Sr. Atwood y ciertas personas entrevistadas en su reportaje. El proyecto en el cual investigamos y laboramos presenta diferentes enfoques en torno a problemáticas de investigación, metodologías y objetivos, además de estar presentando diferentes conclusiones y resultados. Nuestro propósito no es “to overshadow Caral’s significance”, sino por lo contrario incentivar a todos los científicos a investigar el tema y la región, puesto que así será más acertada y objetiva nuestra visión sobre el proceso cultural que se realizó en la región durante el Periodo Precerámico Tardío (3000-1800 a.C. aprox.). Cuanto más
investigaciones se desarrollen en la región del Norte Chico en relación a los diferentes sitios y conjuntos arqueológicos que florecieron durante la época de Caral, mejor será nuestra capacidad para comprender el proceso de surgimiento de las sociedades complejas en los Andes Centrales.

Es todo cuanto deseamos aclarar en honor a la verdad y por el bien de la> ciencia arqueológica.

Lic. Mario Advíncula Zeballos COARPE No. 040059
[email protected]

Lic. Manuel F. Perales Munguía COARPE No. 040062
[email protected]

Bach. Carmela Alarcón Ledesma
[email protected]

Bach. Miguel Aguilar Díaz
[email protected]

Barranca, julio del 2005.


Dear Editors of Archaeology magazine, We would like to clarify some statements that appeared in the recent
> article by Roger Atwood about investigations in the Norte Chico
region of Peru (A Monumental Feud, July/August 2005). In our capacity as Peruvian archaeologists and members of the Proyecto Arqueologico Norte Chico (PANC), we deeply offended by some false and erroneous comments made by Atwood, without any consultation with us as to the truth or objectivity of those statements. We believe we have the right to clarify these falsehoods, since they affect us both professionally and personally.

We have never tried to disparage the name of Caral, nor do we feel
we are in “…a nasty dispute between scholars that threatens to overshadow Caral’s significance” (page 18). As scientists we respect and
recognize
all the investigations in the region and in our country, as we hope our work is respected and our investigations taken seriously. We have never responded to the “public insults, a charge of plagiarism, ethics inquiries in both countries, and complaints by Peruvian officials to the U.S. government” (page 19) to which Atwood refers, since they go far beyond our work as investigators. On no occasion have members of PANC expressed an intention to withhold information from colleagues interested in the topics or the region in which we are working. On the contrary, PANC has always maintained an
attitude of collaboration and openness. For example, all project
> reports to the Instituto Nacional de Cultura (INC) are available on the project web site: www.fieldmuseum.org/panc

The supposed connections between some members of the Proyecto
Arqueologico Norte Chico and Dr. Ruth Shady, reported by Atwood, are inaccurate. Though almost all the members of PANC completed their undergraduate degree at San Marcos University, most of us have only taken the two courses required for graduation from Dr. Shady in the five years of study required to obtain the B.A. in Archaeology. None of the members of PANC have been part of the circle of students formed
by Ruth Shady and who have worked on a long-term paid basis for the
project at Caral. No Peruvian archaeologist working with PANC moved from working for the Caral project to working for Haas and Creamer, as Atwood stated. On no occasion have we attacked Dr. Shady or her team, as Atwood suggests in his article.

PANC consists principally of licensed Peruvian archaeologists,
members of the Peruvian archaeologists union, who carry out independent research on a variety of themes and problems in Andean archaeology.

It is true that PANC uses high tech equipment, which makes it possible to record archaeological ites accurately, which all team members have learned to use. However, all members of PANC have worked with a variety of Peruvian projects and with projects directed by archaeologists
from other countries. Atwood impugns our ability and experience when he notes that Haas brought in equipment for PANC such as, “…global positioning devices, and hand-held computers the likes of which they had never seen” (page 21).

Atwood’s statements about our fearful attitude in relation to the denunciations Shady has made against PANC are completely without foundation. Despite the fact these denunciations and calumnies gravely damage our image as scientists in Peru, we are absolutely secure and
confident in the development of our scientific and professional
careers. Each of us has worked in archaeology for a number of years, as our experience as participants and as directors with numerous different projects demonstrates. Each of us has published in Peruvian and international publications. We invite anyone interested to consult our CV’s posted on the PANC website referred to above.

We are not members of any parallel project, as Atwood and some of the individuals interviewed for his story imply. The project we are involved with has a number and a variety of different aspects related
to the overall questions under investigation, the specific
methodologies and objectives, and yields a variety of results and
conclusions. Our goal is not “to overshadow Caral’s significance.” On the contrary, we are trying to encourage scientists to investigate
more questions in the region, since that their work will result in a more certain and objective vision of the cultural processes that took place in the region during the Late Preceramic period (aprox. 3000-1800 B.C.). As more projects are carried out in the Norte Chico region at the different sites and archaeological complexes that developed during the epoch of Caral, our capacity to understand the process of the emergence of complex societies in the Andes will improve.

This completes the clarifications we wished to make in the name of
honor and truth, and for the good of the science of Archaeology.

Lic. Mario Advíncula Zeballos
COARPE No. 040059
[email protected]

Lic. Manuel F. Perales Munguía
COARPE No. 040062
[email protected]

Bach. Carmela Alarcón Ledesma
[email protected]

Bach. Miguel Aguilar Díaz
[email protected]

Barranca, Peru

July 31, 2005

Winifred Creamer

RESPUESTA DE DRA.CREAMER A ALEJANDRO CHU


Sept. 21, 2005


Alejandro Chu
Anthropology Department
University of Pittsburgh
Pittsburgh, PA 15260

Dear Mr. Chu,

I became aware of the letter you sent to the editor of Discover magazine, with a copy to the Lista de Arqueólogos, and other websites, in which you make specific incorrect statements and “peculiar” interpretations that I would like to point out:

First, there are two versions of your letter. In the Spanish version, you point out:

“En el referido articulo, Creamer declara que: “espera excavar en Bandurria que se encuentra virtualmente sin excavar, antes que sucumba a la presion de las urbanizadoras”, dando a entender que el sitio carece de investigaciones y que esta desamparado” .

The interpretation you make about my statement that Bandurria is virtually unexcavated is an example of your effort to give a phrase a different meaning than that presented by the original text. I hope that this erroneous interpretation is not due to a deliberate and ill-intentioned effort to surprise the academic community with accusations based on erroneous suppositions and deductions which are not valid. All readers know that direct quotes are put in quotes. But in the case I describe here, the comments attributed to me are part of the author's narrative and not my exact words.

On the other hand, the Discover article does not say that there were no excavations at Bandurria, but only that the site is virtually unexavated. The author of the article was referring to the fact that before your investigation, Bandurria had not been the subject of systematic investigation and that the mounds and other structures had never been excavated or dated.

Further, why can't an archaeologist hope to study a particular place? Hope doesn't signify that the work will take place, but that such work would be desirable and not only for me, but also for other highly qualified Peruvian archaeologists. There is nothing wrong with wishing to conduct a scientific investigation. On the contrary, such work would result in greater understanding of the past.

Second, in the English version of your letter you say,

“Creamer states in the article that Bandurria is “…virtually unexcavated.” This is far from the truth since Dr. Rosa Fung excavated at Bandurria in 1977 and published 4 articles relating to the site as recently as 2004. Others also conducted surveys that included the site, such as Dr. Mercedes Cardenas and the architect Carlos Williams.”

In the case above, the comments you attribute to me are part of the author’s narrative, and are not my exact words. You attribute these words to me and in so doing distort their meaning.

I would like to make it clear that I have never disavowed the research that such distinguished Peruvian scientists as Rosa Fung, Mercedes Cardenas and Carlos Williams have carried out. Bandurria is a place that many archaeologists are interested in investigating, and as you know, there is a great deal of research potential at this site. Until recently, the mounds and other structures at Bandurria had not been subject to systematic study, excavated or dated. Dr. Rosa Fung's work at Bandurria consisted of salvage excavations on the south end of the site, where her excavations demonstrated that an extensive midden dated to the Preceramic period (Fung 2004).

Third, in your letter you indicate that:

“Haas and Creamer were will aware of my intention to conduct my dissertation research at the site since 2001 and on a number of subsquent [sic] occasions to 2004 at the Society for American Archaeology meetings in Montreal. I or my advisor James B. Richardson III, have had the opportunity to indicate to them that, dependent upon funding, I would be working at the site in 2004 or 2005.”

I can truthfully state that your mentioned your plans to work at Bandurria in 2001 when you visited. Since that time I have not received any communication from you confirming your plans. When I visited Bandurria with the reporter from Discover, your work had still not begun and there were no signs of archaeological research. I had no way to know when you would begin your work. At the same time, markers were arranged across Bandurria to divide the sites into house lots for construction.

Fourth, you state,

“This is another case of Haas and Creamer’s lack of acknowledgement of previous and ongoing work at Late Preceramic sites on the Peruvian North Central coast by Peruvian archaeologists, for Bandurria has been long recognized from the research of Dr. Fung as a key site for our understanding of the rise of Late Preceramic temple centers. This selective amnesia on the part of Haas and Creamer has to stop.”

In this paragraph your reckless distortion of the facts shows that you seek to damage my reputation and that of my spouse by suggesting we have "selective amnesia" about the work of others. Again, your remark is completely false. We have recognized the efforts of all investigators who have worked in this area, as can be seen in the references cited in our published work on the Norte Chico.

Fifth, it seems contradictory that you say,

“Peruvian archaeologists have and are making great progress in reconstructing their own cultural record without any help from foreign archaeologists” (emphasis added),

You follow that statement by noting that your work is supported by the National Science Foundation Doctoral Dissertation Improvement Grant and the Heinz Grant Program for Latin America. You go on to acknowledge that your advisor is the well-known archaeologist James B. Richardson III and that you are studying at the University of Pittsburgh. You have strong support from US colleagues and institutions.

There are many examples of scientific collaboration between investigators across the globe, and through the history of archaeology. Peru presents numerous examples, past and present, where well-known Peruvian archaeologists have worked in collaboration with their colleagues from other places.

Since the beginning of our work in Peru we have tried to contribute to the advancement of scientific archaeology in the country by constructing laboratories and proper storage spaces for artifacts, by supporting the academic development of young Peruvian colleagues, and by promoting the importance of the rich archaeological heritage in the Norte Chico region through participatory workshops, conference and the construction of two rooms of museum exhibits in the city of Pativilca.

It is unfortunate that among colleagues (without regard to nationality) such unjustified attacks as yours can occur. As the article that motivated your letter indicates, it is normal for archaeologists to disagree, but these should be based on differing ideas related to theory and research. Such disputes are healthy and foster improved investigations by all involved.

I hope that this has all been either a misunderstanding or that you were under personal pressure and those stresses resulted in your letter. I am sure that you are capable of rectifying your actions to reflect the professional ethics that we all must support.

I look forward to your promptly acknowledging and correcting these errors, including contacting all the media that received your letter, in order to put things right.

Sincerely,

Winifred Creamer, Ph.D., RPA
Departamento de Antropología
Northern Illinois University
Dekalb, IL 60115
USA
Email: [email protected]
Tel: 815-753-7038


Reference Cited:

Fung Pineda, Rosa
2004 Resena del salvamento arqueologico en Bandurria, periodo Preceramico Tardio. In, Quehaceres de la Arqueologis Peruana: Compilacion de Escritos, pp. 325-334. Museo de Arqueologia y Antropologia, Centro Cultural San Marcos, UNMSM, Lima.

cc: James B. Richardson, III

Septiembre 21, 2005


Alejandro Chu
Departamento de Antropología
Universidad de Pittsburgh
Pittsburgh, PA 15260

Estimado Señor Chu.-

He tomado conocimiento de la carta que usted envió al editor de la revista Discover, con copia a la lista de arqueólogos y otras listas en la red, en la cual usted realiza algunas afirmaciones erróneas y “particulares” interpretaciones que paso a demostrar:

Primero, existen dos versiones de la carta, una en español y otra en inglés. En la versión en español usted señala:

“En el referido artículo, Creamer declara que: ‘espera excavar en Bandurria que se encuentra virtualmente sin excavar, antes que sucumba a la presión de las urbanizadoras’, dando a entender que el sitio carece de investigaciones y que está desamparado” (sic).

La interpretación que se hace sobre mi declaración acerca de que Bandurria se encuentra virtualmente sin excavar, es un ejemplo de su esfuerzo por darle a una frase un significado diferente al que fluye de manera natural al texto. Espero que dicha mal interpretación no se debe a un deliberado y malintencionado intento de sorprender a la comunidad académica con acusaciones basadas en erróneas suposiciones y deducciones que no existen en la realidad. Todos los lectores sabemos que las transcripciones textuales se citan entre comillas. Pero en el caso descrito aquí, el comentario atribuido a mi persona es parte de la narrativa del autor, y no es una cita textual.

Por otro lado, el comentario de Discover antes citado, no afirma ni deja presumir en ningún momento, que no hayan investigaciones sobre Bandurria sino solamente que esta virtualmente sin excavar. Considero que el autor del artículo se refiere al hecho de que hasta antes de vuestra investigación, Bandurria no había sido sujeto de un estudio sistemático, y que muchos de los montículos y otras estructuras nunca habían sido estudiados, fechados y excavados.

Además, ¿por qué un arqueólogo no puede desear estudiar un sitio en particular? Desear no significa que el trabajo tomará lugar, dicho trabajo pueda ser deseable no sólo por mí, sino también por otros arqueólogos Peruanos altamente calificados. No tiene nada de malo querer conducir una investigación científica, por lo contrario esto sólo puede traer mayores contribuciones al conocimiento que se tiene del pasado.

Segundo, en la versión en inglés de su carta usted señala:

“Creamer afirma en el articulo que Bandurria esta ‘virtualmente sin excavar’. Esto esta lejos de la verdad desde que la Dra. Rosa Fung excavó en Bandurria en 1977 y publico 4 artículos relacionados al sitio tan reciente como en el 2004. Otros también dirigieron exploraciones que incluyen el sitio, como la Dra. Mercedes Cardenas y el arquitecto Carlos Williams (1)

Nuevamente en esta versión usted realiza una errónea deducción, y remarco que no es una cita textual de una afirmación realizada por mi persona, sino como ya he indicado en el punto primero, es una acotación del autor del artículo. Aun así usted atribuye estas palabras de manera literal a mi persona y tergiversando totalmente su sentido.

También quiero dejar en claro que yo nunca negué las investigaciones que distinguidos científicos peruanos llevaron a cabo como Rosa Fung Pineda, Mercedes Cárdenas Martín y Carlos Williams León. Bandurria es un lugar en el que muchos arqueólogos están interesados en investigar, y como usted sabe, existe un gran potencial de investigación en el sitio. Hasta hace poco los montículos y otros estructuras en Bandurria no recibieron investigación sistemática, ni excavación, ni fechamiento. El trabajo de la Dra. Rosa Fung en Bandurria consistió de excavaciones de salvataje en el
extremo sur del sitio, donde sus excavaciones demostraron que un extenso basural databa del Periodo Precerámico (Fung 2004).

Tercero, en la carta se señala que:

“Haas y Creamer tenían pleno conocimiento de mi intención de dirigir mi investigación de disertación en el sitio desde el 2001, y en un número de ocasiones subsiguientes en el 2004 en la reunión de la Sociedad Americana de Arqueología en Montreal, yo y mi asesor James B. Richardson III, tuvimos la oportunidad de indicarles que, dependiendo del financiamiento, yo estaría trabajando en el sitio en el 2004 o 2005”.(2)

En honor a la verdad quiero aclarar que si bien usted mencionó sus planes de trabajar en Bandurria en el 2001, posterior a eso no recibí ninguna comunicación por parte suya que confirmara su deseo de trabajar en el sitio. Cuando visité Bandurria con el reportero de la revista Discover, no existía ningún proyecto en el lugar, no había señales de ningún proyecto. No tenía modo alguno de saber cuándo comenzarían sus labores y al mismo tiempo, pude notar que había hitos demarcatorios dispuestos en Bandurria para dividir el sitio en lotes de propiedad.

Cuarto, usted sostiene:

“Este es otro caso de la falta de reconocimiento de Haas y Creamer de trabajos previos o actuales en sitios del Precerámico Tardío en la costa Nor –Central Peruana por arqueólogos Peruanos, Bandurria ha sido largamente reconocida desde la investigación de la Dra. Rosa Fung como un sitio clave para nuestro entendimiento del origen de los centros de templos del Precerámico Tardío. Esta amnesia selectiva de parte de Haas y Creamer tiene que parar.”(3).

La tergiversación en este párrafo llega a ser realmente temeraria, ya que con dichas afirmaciones usted daña públicamente mi reputación y la de mi esposo, afirmando que nosotros no reconocemos el trabajo de nuestros colegas peruanos o que tenemos “amnesia selectiva” sobre el trabajo de otras personas. Nuevamente, su comentario es completamente falso. Nosotros hemos respetado y reconocido el trabajo de todos los investigadores interesados en el área en todos los artículos que hemos publicado acerca de nuestro trabajo en la región del Norte Chico.

Quinto, me parece contradictorio que usted afirme:

“Los arqueólogos Peruanos han y están realizando grandes progresos en la reconstrucción de su propio registro cultural sin ninguna ayuda de arqueólogos extranjeros”(4) (El subrayado es mío)

Para luego señalar que su trabajo viene siendo financiado por la National Science Fundation Doctoral Dissertation Improvement Grant y la Heinz Grant Program for Latin America, y a la vez que esta siendo asesorado por el reconocido investigador James B. Richardson III, y estudia en la Universidad de Pittsburgh, como usted indica en su carta, mostrando un fuerte apoyo de arqueologos y institutiones norteamericanos.

Existen muchos ejemplos de colaboración científica entre investigadores a lo largo de la historia de la arqueología en el ámbito mundial. Y el Perú presenta muchos ejemplos, pasados y actuales, donde reconocidos arqueólogos peruanos han trabajado bajo este espíritu científico.

Desde el inicio de nuestro trabajo en el Perú hemos tratado de contribuir al avance de la arqueología científica en el país mediante la construcción de laboratorios, apropiados almacenes para objetos arqueológicos, apoyando el desarrollo académico de jóvenes colegas peruanos, y promoviendo la importancia del legado arqueológico en la región del Norte Chico a través de talleres participativos, conferencias y la construcción de dos salas de exhibición museográfica en la ciudad de Pativilca.

Es lamentable que entre colegas, sin importar su nacionalidad, ocurra este tipo de ataques injustificados. Tal y como dice el artículo que motivó su carta, es normal para los arqueólogos tener discrepancias, pero estas deben estar basadas en la diferencia de ideas relacionadas a la teoría y la investigación. Tales disputas son sanas, e impulsan investigaciones mejoradas por todos los implicados.

Esperamos que todo sea un malentendido o apresuramiento de su persona y estoy segura de que sabrá rectificar sus afirmaciones que gustosamente recibiremos en consideración de las normas éticas y profesionales que deben regir en nuestra labor.

En espera de su pronta rectificación que alcance a todos los medios que usted utilizó en su carta, para poner todo en su lugar correcto, me despido de usted.

Sinceramente,

Winifred Creamer, Ph.D., RPA
Departamento de Antropología
Northern Illinois University
Dekalb, IL 60115
USA

Referencias:

Fung Pineda, Rosa.
2004. Reseña del salvamento arqueológico en Bandurria, Periodo Precerámico Tardío. En: Quehaceres de la Arqueología Peruana: Compilación de Escritos, pp. 325-334. Museo de Arqueología y Antropología, Centro Cultural San Marcos, UNMSM, Lima.

(1) “Creamer states in the article that Bandurria is "...virtually unexcavated". This is far from the truth since Dr. Rosa Fung excavated at Bandurria in 1977 and published 4 articles relating to the site as recently as 2004. Others also conducted surveys that included the site, such as Dr. Mercedes Cardenas and the architect Carlos Williams”.
(2) “Haas and Creamer were well aware of my intention to conduct my dissertation research at the site since 2001 and on a number of subsquent[sic] occasions to 2004 at the Society for American Archaeology meetings in Montreal, I or my advisor James B. Richardson III, have had the opportunity to indicate to them that, dependent upon funding, I would be working at the site in 2004 or 2005”.
(3) “This is another case of Haas and Creamer's lack of acknowledgement of previous and ongoing work at Late Preceramic sites on the Peruvian North Central coast by Peruvian archaeologists, for Bandurria has been long recognized from the research of Dr. Fung as a key site for our understanding of the rise of Late Preceramic temple centers. This selective amnesia on the part of Haas and Creamer has to stop”.
(4) “Peruvian archaeologists have and are making great progress in reconstructing their own cultural record without any help from foreign archaeologists” (emphasis added).


cc: James B. Richardson, III

Alejandro Chu

A raiz del articulo "Showdown at OK Caral" publicado en el numero de Septiembre de Discovery Magazine, se ha mandado la siguiente carta aclaratoria al Editor de la Revista.

I have read the article "Showdown at the OK Caral" and there are a series of points that I wish to clarify and correct. I am a graduate student at the University of Pittsburgh and I am currently conducting excavations at the site of Bandurria as part of my dissertation research with a crew of Peruvian students. The site of Bandurria is not located at the mouth of the Huaura River, but is 15 km south and not a half mile, but only 300m from the modern shoreline. I have been working to protect the site from illegal settlement since 2002 and I have made a perimeter map of the site which has been approved and published by the Instituto Nacional de Cultura (INC). Based upon my work, Bandurria has been declared a site of Cultural Heritage by the INC. I am currently working with the settlers and the local authorities to resettle them outside of the Bandurria archaeological zone. Haas and Creamer were well aware of my intention to conduct my dissertation research at the site since 2001 and on a number of subsquent occasions to 2004 at the Society for American Archaeology meetings in Montreal, I or my advisor James B. Richardson III, have had the opportunity to indicate to them that, dependent upon funding, I would be working at the site in 2004 or 2005. Creamer states in the article that Bandurria is "...virtually unexcavated". This is far from the truth since Dr. Rosa Fung excavated at Bandurria in 1977 and published 4 articles relating to the site as recently as 2004. Others also conducted surveys that included the site, such as Dr. Mercedes Cardenas and the architect Carlos Williams, the latter who used Bandurria as the type site for a village with a temple in his typology of early architecture in the Andes. As I stressed above I have been working at Bandurria since 2002 and I have been in the forefront of attempting to prevent the destruction of the site from the invading settlers. This is another case of Haas and Creamer's lack of acknowledgement of previous and ongoing work at Late Preceramic sites on the Peruvian North Central coast by Peruvian archaeologists, for Bandurria has been long recognized from the research of Dr. Fung as a key site for our understanding of the rise of Late Preceramic temple centers. This selective amnesia on the part of Haas and Creamer has to stop, for Peruvian archaeologists have and are making great progress in reconstructing their own cultural record without any help from foreign archaeologists. I am in the second month of a six month excavation season at Bandurria, supported by a National Science Foundation Doctoral Dissertation Improvement Grant.

Alejandro Chu
Heinz Fellow
Department of Anthropology
University of Pittsburgh

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